8.12.07

¿Probable trama?



Abrió los ojos. Le dolían. El sol estaba encima de él. Un redondo, amarillo, caluroso foco que le estaba quemando la piel. Se ladeó, enterró el lado izquierdo del rostro en la arena y despacio, muy despacio, terminó de abrir los ojos para descubrir el inagotable paisaje del desierto. Se incorporó. Los músculos tiraban, le dolían, como si un ejército hubiese marchado encima suyo. Un agudo dolor le perforaba la cabeza. El sol. Ese maldito fuego. Vio que sus brazos estaban rojos y algo hinchados. Sus piernas igual. Se percató entonces que sólo llevaba puesto los calzoncillos. Maldita sea. En calzoncillos en medio de un puto desierto. Debajo de sus pies la arena era un incendio, una gigante parrilla, una estéril tierra incandescente. Le resultó gracioso por un momento no recordar un importante detalle: cómo había llegado ahí. No pudo divisar ninguna señal de civilización a lo lejos. El horizonte no existía. Sólo desierto. ¿Qué más podía esperar en esa situación que la muerte? Pensó que al menos merecía saber el por qué del abandono, pero la memoria era otro extenso desierto. No recordaba nada. Ni siquiera su nombre.

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